La ludopatía o juego patológico es un trastorno adictivo caracterizado por la presencia de conductas problemáticas en relación al juego. Los jóvenes que lo consumen en su modalidad online, se han convertido en los últimos años en el perfil más problemático.
Mientras que la hostelería en muchas comunidades autónomas se ha visto obligada al cierre de sus establecimientos como medida restrictiva para frenar el avance del coronavirus; las casas de apuestas y los salones de juegos han permanecido abiertos. El crecimiento de estos negocios en España y el auge del juego online durante el confinamiento, han generado un ambiente más propicio para el inicio o mantenimiento de conductas adictivas, que convierte la ludopatía en un grave problema social, especialmente en los más jóvenes. Recientemente, ha entrado en vigor una nueva ley de regulación del juego para prevenir la ludopatía, sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer.
La ludopatía, también conocida como juego patológico, es un trastorno que se caracteriza por la necesidad incontrolable de la persona de jugar y apostar, a pesar de los perjuicios que ocasiona en sus actividades cotidianas a nivel laboral, económico y en sus relaciones con otras personas.
Hasta hace unos años, el perfil clásico de jugador era, principalmente, el consumidor de máquinas tragaperras, con estudios primarios y con un rango de edad comprendido entre los 35 y 40 años.
En la actualidad, este perfil ha ido evolucionado con el uso de internet. Nos encontramos con personas jóvenes, e incluso adolescentes, con niveles educativos más elevados y que juegan de manera online, teniendo especial relevancia el sector de las apuestas deportivas. Esta modalidad de juego resulta altamente adictiva por razones como la disponibilidad (las 24 horas al día) y el acceso inmediato en cualquier lugar siempre que exista acceso a internet, sin necesidad de acudir a un local de juego; por lo que la persona puede jugar en casa o en el trabajo con una mayor discreción o anonimato. Esto hace que el progreso hacia una adicción sea bastante más rápido que en el perfil más clásico.
Además, se dan con mayor facilidad ciertas distorsiones o sesgos cognitivos del jugador como “la ilusión de control”, que se caracteriza por la creencia errónea de que se pueden controlar determinadas situaciones cuando éstas dependen del puro azar. Por ejemplo, en las apuestas deportivas, las personas creen que pueden predecir el éxito al conocer información detallada sobre los jugadores o los equipos deportivos. Siguiendo esta línea, podemos hablar de dos sesgos más que son relevantes en el jugador patológico: las atribuciones diferenciales en función del resultado y el sesgo confirmatorio. El primero, se refiere al hecho de atribuir el éxito en el juego a factores internos como la habilidad y los fracasos, a factores externos como la mala suerte o la dificultad. En el segundo sesgo, el jugador solo prestaría atención a los resultados positivos en el juego y justificaría a su vez los negativos.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que los jóvenes constituyen una población de riesgo en sí mismo, ya que se encuentran en una etapa vital todavía en desarrollo, por lo que pueden presentar mayor impulsividad y dificultades para planificar y prever las consecuencias de sus propias conductas.
La persona que comienza a jugar suele hacerlo en la adolescencia de forma casual, para probar “suerte” o como una actividad social con amigos. Custer (1984) establece el proceso hacia la dependencia en tres fases.
La primera es la fase de “ganancias”. La persona juega relativamente poco y consigue algunos premios que suponen un reforzador importante, no solo en el sentido de querer conseguir más dinero, si no que se refuerzan sus expectativas distorsionadas acerca de esas ganancias (por ejemplo, pensar que si tira los dados de una forma concreta, logrará mejor resultado). Es en esta fase cuando aparecen las distorsiones cognitivas que presentan con frecuencia los jugadores.
En la segunda fase de “pérdidas”, el jugador cada vez arriesga más y aumenta progresivamente la frecuencia y cantidad que invierte en el juego para recuperar lo perdido. Es decir, ahora ya no juega para ganar dinero si no que busca obtenerlo con el único fin de pagar las deudas que está contrayendo.
Finalmente, en la tercera fase de “desesperación”, el juego alcanza gran intensidad y aumentan los problemas financieros y legales (pide dinero y son frecuentes los hurtos). Se despreocupa de las relaciones familiares, sociales y del trabajo. La persona manifiesta un gran malestar psicológico, incrementándose el nerviosismo e irritabilidad.
El tratamiento de rehabilitación tiene como objetivos en sus fases iniciales el cese de la conducta del juego, la toma de conciencia del problema, la motivación al cambio y la identificación de situaciones de riesgo. Se emplea el control de estímulos, por ejemplo, controlando la cantidad de dinero que tiene la persona o evitando los lugares de juego. Sin embargo, el empleo de esta técnica es más difícil en la modalidad online. No se puede prohibir el acceso a internet del jugador, por lo que es muy importante fomentar un uso controlado.
En las fases intermedias del tratamiento, se analiza la historia personal y se lleva a cabo la identificación y modificación de sesgos cognitivos que mantienen la conducta de juego patológico, utilizando técnicas de reestructuración cognitiva, resolución de problemas o planificación de actividades.
Las últimas fases de la intervención están dirigidas a la identificación de situaciones que puedan desencadenar posibles recaídas, al entrenamiento en habilidades sociales y a la regulación emocional.
Para concluir, es necesario implicar activamente a la familia en el tratamiento, ya que desempeña un papel fundamental en el proceso de recuperación del jugador patológico.
Lamas Alonso, J.J et al. (2018). Guía clínica específica: jóvenes y juego online. Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados.
Lamas Alonso, J.J et al. (2019). Manual de prevención de adicciones en el ámbito universitario. Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados.
Santos Cansado, J. A. (2008). Manual de intervención en juego patológico. Secretaría Técnica de Drogodependencias.
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