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La reeducación de problemas de aprendizaje es una intervención psicoeducativa personalizada para estudiantes de cualquier edad escolar con dificultades de aprendizaje, trastornos de atención, hiperactividad o necesidades educativas especiales. También beneficia a quienes desean mejorar su rendimiento o a alumnos con altas capacidades que buscan desarrollar su potencial.

Estos trastornos representan un conjunto de dificultades que afectan significativamente el rendimiento escolar, impidiendo que el niño logre los objetivos adecuados a su edad y curso. Aunque suelen manifestarse en áreas específicas, como la lectura (dislexia), escritura (disgrafía) o cálculo (discalculia), el rendimiento en otras áreas puede ser normal o incluso superior al promedio, lo que puede hacer que pasen desapercibidos inicialmente. Estas alteraciones, más comunes en niños que en niñas, suelen atribuirse erróneamente a problemas de madurez, atención o desmotivación.

Reeducación vs refuerzo escolar

En la a reeducación se interviene en los factores emocionales y conductuales del infante, mientras que el refuerzo escolar se centra exclusivamente en el desempeño académico, sin tomar en cuenta el estado emocional, clínico y conductual necesariamente. Dentro de este tipo de tratamientos se fomenta la motivación, la percepción de la autoeficacia y mejorar la autoestima, aumentando conductas y hábitos que facilitan una adecuada rutina de estudio, disminuyendo y paulatinamente extinguiendo conductas que interfieren en el adecuado desempeño.

Identificación y tratamiento

Con el fin de constatar que existen problemas específicos del aprendizaje escolar deben existir déficits específicos del rendimiento escolar, pero éstos no serán consecuencia de problemas neurológicos, discapacidad visual o auditiva sin corregir, retraso mental, alteraciones emocionales, etc. Sin embargo, si suele ocurrir que este tipo de déficits específicos estén acompañados de otros trastornos del habla o lenguaje, problemas de conducta, TDAH, así como problemas emocionales secundarios y alteraciones en la dinámica familiar.

Inicialmente, se realizan entrevistas familiares y una evaluación neuropsicológica del menor para diseñar una intervención psicoeducativa ajustada a sus necesidades. Este proceso incluye el establecer objetivos terapéuticos que consideren tanto las expectativas como las demandas de los padres.

Posteriormente, se identifican las fortalezas y debilidades del niño a partir de estas evaluaciones, permitiendo plantear objetivos específicos y personalizados. Estos están orientados a potenciar sus capacidades y abordar sus dificultades, adaptando el material de intervención a sus características individuales. La participación activa de la familia es esencial para alcanzar los resultados esperados.

Posteriormente, se diseña un tratamiento personalizado que adapte la intervención psicoeducativa a las características específicas del menor, considerando tanto su funcionamiento social como familiar. Este enfoque permite dirigir la intervención hacia objetivos concretos según la naturaleza de la dificultad o trastorno identificado.

Es fundamental diferenciar entre los Problemas Específicos del Aprendizaje y los Trastornos Generalizados del Desarrollo (T.G.D.). Los T.G.D. implican alteraciones más severas que afectan de manera global al desarrollo infantil (conductual, comunicativa, cognitiva, social, entre otras áreas). En cambio, los Problemas Específicos del Aprendizaje están limitados a áreas concretas, como la lectura, escritura o cálculo, sin que el niño presente déficits significativos en otras áreas.

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